La Organización Mundial de la Salud publicó,
el pasado mes de junio,
la Clasificación Internacional de Enfermedades.
Esta clasificación llama,
a la discapacidad intelectual,
trastorno del desarrollo intelectual.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud,
Plena inclusión considera muy importante que,
junto al diagnóstico médico,
se tengan en cuenta todos los factores sociales
que afectan a la inclusión social
de la persona con discapacidad intelectual.
Como por ejemplo,
los apoyos que se dan,
las oportunidades que la sociedad ofrece,
el acceso a la información.
Por eso en Plena inclusión
creemos que se debe seguir usando el término
discapacidad intelectual.
La OMS acaba de hacer pública su nueva revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades ICD-11 (CIE-11 en sus siglas en español). Esta herramienta marca los criterios comunes de diagnóstico clínico de enfermedades en todo el mundo. Según la nota publicada por la propia Organización Mundial de la Salud, la CIE-11 será presentada en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2019 para su adopción por los Estados Miembro, con el fin de su entrada en vigor en enero de 2022. A partir de ahí, marcará el criterio unícovo de diagnóstico clínico en todo el mundo.
Dentro del capítulo de “Trastornos del Neurodesarrollo“ esta Clasificación identifica la discapacidad intelectual como “trastornos del desarrollo intelectual”. Como resulta lógico en una clasificación de este tipo, se centra esencialmente en factores de déficit de tipo biológico, describiéndolas como “un grupo de condiciones etiológicamente diversas originadas durante el período de desarrollo, que se caracterizan por un funcionamiento intelectual significativamente inferior al promedio y un comportamiento adaptativo con dos o más desviaciones estándar por debajo de la media (aproximadamente menos que el percentil 2.3)…”
Como entidad de referencia en el ámbito de la discapacidad intelectual o del desarrollo, Plena inclusión plantea que –en coherencia con la propia OMS-, la existencia de este concepto diagnóstico no invalida el uso del concepto de “discapacidad intelectual”, que desde una perspectiva más sociológica, se refiere no sólo a su posible origen biológico, sino al funcionamiento de la persona, en el que tiene que ver este déficit biológico, pero también otros muchos factores de su entorno, como sus condiciones de vida y la intensidad de los apoyos a lo largo de la misma, las oportunidades de desarrollo y de inclusión que le ofrece su entorno, el acceso a la información y la comunicación, etc.