- La federación defiende el papel de los centros de educación especial como recursos para avanzar hacia la inclusión real en la escuela ordinaria.
El director gerente de Plena inclusión Castilla-La Mancha, Daniel Collado, y el director técnico, Iván Herrán, han visitado esta semana Mallorca para conocer de primera mano el proceso de transformación educativa que está posicionando a las Islas Baleares como un referente en inclusión en el país.
Durante la visita, se han reunido con responsables del centro de educación especial Joan Mesquida, gestionado por la asociación Aproscom, perteneciente a Plena inclusión Baleares, y con los equipos directivos del CEIP Molí d’en Xema y CEIP Simó Ballester, implicados en un cambio de paradigma hacia una educación verdaderamente inclusiva.
El modelo balear apuesta por una escolarización que prioriza el derecho de todo el alumnado, incluidas las personas con discapacidad intelectual, a aprender en entornos ordinarios. Esta transformación está avalada por un marco normativo sólido -más allá del decreto 59/2022, que regula los conciertos educativos en Baleares e incorpora principios de equidad e inclusión- y por el compromiso de la Conselleria d’Educació, que considera que «el proyecto ha venido para quedarse».
Uno de los ejes clave de este cambio es el papel de los centros de educación especial como el Joan Mesquida, que prestan apoyo directo al profesorado y no exclusivamente al alumnado con discapacidad, funcionando como centro de recursos y apoyo. Sus profesionales participan junto a los del centro ordinario como uno más en el aula y en el claustro.
Gracias a este enfoque, se han eliminado desplazamientos innecesarios de alumnos al centro de educación especial, favoreciendo que los apoyos profesionales se integren en el contexto educativo ordinario. Actualmente, el centro Joan Mesquida atiende a 30 colegios ordinarios, apostando por la inclusión y la equidad territorial.
Durante los encuentros, se ha puesto en valor la importancia de generar una verdadera cultura inclusiva dentro de los centros ordinarios. Como han señalado responsables del equipo directivo del Molí d’en Xema: “Ya no nos planteamos que haya niños que no sean de nuestro colegio”. La transformación pedagógica ha supuesto un cambio necesario: del centro al alumnado, del aislamiento al acompañamiento colectivo, y del miedo a la corresponsabilidad. La experiencia balear demuestra que la inclusión no es solo una cuestión técnica, sino profundamente humana.
El proceso ha contado con resistencias iniciales que hoy han dado paso a una implicación compartida entre administraciones, equipos directivos, profesionales y familias. Y es que se ha entendido que primero hay que construir la cultura inclusiva, y luego vendrán las prácticas que se mantengan en el tiempo y mejoren con la experiencia.
La visita ha permitido conocer también cómo se ha iniciado una transformación en la atención temprana (AT), de manera muy interconectada a la transformación educativa, acercando los apoyos a los entornos naturales de desarrollo del niño o la niña, y cómo se están evitando duplicidades y gastos innecesarios en transporte o mantenimiento de infraestructuras segregadas.
Desde Plena inclusión Castilla-La Mancha, los representantes de la federación castellanomanchega han valorado muy positivamente el modelo observado y han reafirmado su compromiso con la defensa de un sistema educativo inclusivo, ético y sostenible, alineado con la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. “Es fundamental avanzar en esta línea, no solo por coherencia legal, sino por justicia social”, han señalado tras estos encuentros, poniendo el foco en que “Castilla-La Mancha tiene ante sí una oportunidad histórica para seguir en ese camino, dando así respuesta a las necesidades de los niños y niñas con discapacidad intelectual o del desarrollo de la región y situándose a la vanguardia del modelo dentro del ámbito nacional, como ha ocurrido en el área de la Atención Temprana, ejemplo de colaboración entre la Administración regional y las entidades del tercer sector”.
Plena inclusión Castilla-La Mancha agrupa a más de 60 entidades en la región, representando a 8.500 personas con discapacidad intelectual o del desarrollo, además de contar con 2.700 profesionales, 1.000 voluntarios y 240 centros. Su misión es trabajar por la plena inclusión de las personas con discapacidad y sus familias, promoviendo su calidad de vida y defendiendo sus derechos.





